28.6.11

Poema de Martha Goldín



desfilan los recuerdos, los triunfos y las penas

las luces y las sombras del tiempo que se fue
Homero Manzi

en la casa de la calle Gorriti
florecían
.......... los malvones y el limonero
.......... y los sueños florecían con ellos
en la casa de la calle Gorriti
.............................. todo era posible
la mesa que nos reunía
.......... y se fue quedando desierta
el empedrado gris
....................... y las puertas abiertas

en esa casa todo era posible
... y los sueños eran posibles también
el tiempo, sin piedad, se los robó
.......................... como tantas otras cosas



© Martha Goldin
Foto: Gustavo Tisocco

Poema de César Cantoni


A VECES ME PREGUNTO

A veces me pregunto
si de tanto leer a Williams
no acabaré escribiendo como Williams.

A mí, en el fondo,
me gustaría escribir de un modo pueril
e inocente como Cummings.

Por lo demás, no me molestaría
que alguien dijera alguna vez
que escribo como Sandburg.

© César Cantoni

Poema de Silvana Merlo



Jamás quise ser ésta, la del viento,
la que golpea con ráfagas sus propias vivencias.
Pero un día me levantaré
y perseguiré a todos los espectadores
dentro de la obediencia.
Enmudeceré
consciente de mi vigilia.
Llegaré a ser esa fugitiva inmadura que se adelanta
al camino único de las expulsadas de la tierra.
Hoy, de andar, tengo los pies despedazados
arañados de fracasos.
Sólo me queda atar las palabras al nudo de mi garganta
indigestarme de evocaciones perdidas:
con ellas acuso las formas oscuras
pronunciadas por el silencio.
Formas que vienen por mí.

© Silvana Merlo

Poema de Walter Villareal


FINAL

Hasta aquí, metáforas elegantes.
Inmaculadas imágenes en torno
al océano, las alas, y el silencio.
Hasta aquí, el emisario correcto,
la palabra de vibrante sentencia,
la pausa, el quiebre y el retorno.
Hasta aquí, la sombra del exilio,
un gastado simulacro de puertos,
pasaportes, andenes y equipajes.
Hasta aquí, el infierno riguroso,
el hambre, la sed, la luna, el frío,
un orgasmo de luces y otra fuga.
Hasta aquí, la clave que abrevia
los secretos del horizonte lejano,
luz eclipsada y ácido relámpago.
Hasta aquí, el dolor clandestino,
la lágrima derramada en el vaso,
la mano caída, la sien sangrante.


© Walter H. Villarreal

Prosa de Sonia Quevedo



PIEL Y BRIZNA

Se da un silencio majestuoso; pálido el tono de la piel se convierte en rosa y al emerger suaves los lotos, aumenta el deseo.
Se empieza a desandar lo andado en pos de un Allegro Maestoso, y el corazón acelerado, a modo de Molto Vivache en crescendo va.
Sublime instante acentuado por lo lento y cálido del encuentro; idílico y tierno contacto de los cuerpos con su cóncavo y convexo.
Retorna el silencio y el anhelado trance de la flor de loto, al despuntar el alba, entre la brizna reposada y sensible entra.
Llegan los susurros mecidos por el viento compartiendo un suspiro quedo, se abrazan piel y lotos trasmutando sus colores; ahora, completamente sueltos serpentean entre la brizna, el alba y lo insólito del épico trance silencioso.

© Sonia Quevedo

Poema de Xenia Mora


LA MUERTE DE LA ROSA CARMESÍ

Desamparada
en un jardín desierto,
la rosa habita
la utopía del recuerdo.

Si intento acariciarla,
sus pétalos anemia crujen
con un dolor muy hondo
gélido, como el silencio.

Si quiero darle cobijo,
derrama lágrimas de escarcha
por pretéritos setiembres
de amante carmesí.

Hoy pretende en vano
sobrevivir la rosa,
le recorre hielo
la médula de su espina.

Con la corola sangrante
y acongojados ojos
junta uno a uno
sus pétalos ya marchitos.

En su último gemido
suplica la rosa
la dejen sola
...le duele morir…


© Xenia Mora Rucabado

Poema de Stella Maris Taboro



Tal vez nunca compartiré tu camino
ni esperaré que se de un milagro
pero antes de sentirte perdido
entremezclo sabores y los grabo
en mi corazón de amapolas y arcilla .
Sobreviviré un tiempo indefinido,
recostada en ramas de versos,
impregnados con la brisa sorpresiva
que pusiste en cada rincón de mi vida.
Ave sin cielo , volaré en la soledad tan conocida,
perdiendo la magia que sembraste en mis días...

© Stella Maris Taboro

26.6.11

Poema de María Paula Mones Ruiz


......[...] estoy en la adyacencia limítrofe de mí,
........y siento desazón, me extraño mucho.
..........MAXIMO SIMPSON


ACEPTAR

Verticalmente, de abajo hacia arriba
pacto, armo acuerdos.
Sobre mi hemisferio izquierdo
oprimo Aceptar.
Copio, pego, inserto, como en mi netbook
las ventajas de conocer y conjugar
este laborioso verbo
mucho antes de ser
aprendiz tardío del mundo cibernético.
Al fin y al cabo Aceptar es un click.
De no ser así, quedaríamos tildados
en un pacto horizontal
sin tiempo
para armar y decir: ¡cuánto me extraño!

© María Paula Mones Ruiz

Poema de Patricia Díaz Bialet


ÁBRETE SÉSAMO

Ábrete sésamo tus piernas nutrias escondidas.

Ábrete sésamo tu dedal de escándalo plegado.
Ábrete sésamo tu rubia cintura mítica de siesta.
Ábrete sésamo tu claridad injusta en mi noche estática.

Ábrete por fin de este a oeste
fijando el foco cenital donde ya sabes.

Y mírame ahora en este mismo instante en que me abro yo
igual a un cabo de agua bendita sobre el náufrago.

© Patricia Díaz Bialet

Poema de Rubén Gómez


(fines)

amanecerán los fines
escucharán relojes que no terminan
nunca terminan
irán a estallar los fines
en todas las formas
tan solos del alma
tan soles
tan
que descubrirán sus vientos
los vientos de todo
vientos que no terminan
no
nunca terminan
y sin embargo
verán al cielo seguir

© Rubén Gómez

Poema de Marta Braier


¿ No hay dioses en este sitio de mi estar?

¿No hay dioses en este sitio de mi estar?
Sin embargo, en el cielo se ha extendido
un apacible azul: fina luz lo atraviesa.

Oigo la risa fresca de Manuel,
llena el aire como un resplandor,
un claro en el bosque -pienso-.
La tinta que encontró el papel.

Quiero decir, los años y el sosiego.
Aquellas vueltas carnero
en el patio de la casa. La parra
....................... bajo el cielo.

Pero yo hablaba de una luz, delgadísima:
un halo decidido en
...................... la compacta superficie
......................de esta siesta
donde el aire pesa, sabiamente

hasta dejarse abrazar
por la sombra de un árbol,
y ser feliz.

(Estoy mirando tus ojos)

Acampo ya. Me espera el agua.
Copiosa como la pulpa de ciruela
que tu mano me ofrece.

Ah no hay secretos.
......................No hay secretos en esta luz.

© Marta Braier

Poema de Mónica López Bordón



TOCO ESTA NOTA DESESPERADA, AMO Y SOY AMADA

Toco esta nota desesperada.
Madrugada delirante
absorta en este labio desnudo
clavado en el sol que todavía
me cabe en el pecho.

La estocada aquella que finge
su encuentro fugaz
me despierta en este amanecer.
No me importa lo perdido,
amo y soy amada.

Siembro en los ojos del sauce
este amor que me escribe
besando del inalcanzable vacío
la boca que sigue pidiéndome más.

© Mónica López Bordón

25.6.11

Poema de Leonardo Martínez


1936

A fines de Mayo
un veinticinco de la patria
con retreta a la oración
mi madre paseaba su belleza
lánguida y criolla
entre lapachos y jacarandaes
desnudos

Eran tiempos de la sociedad de la sangre
con alcurnia de abuelos
rigiendo la parsimonia
de vidas decretadas
por la solemnidad del decoro
Fue entonces

El cielo violáceo del anochecer
desprendió una cintura lunada
en la que mi madre posó sus ojos
era la cintura estrecha
del álamo más dorado por la juventud
y más plateado por la tisis

Sucedió en una salita mitológica
previo zaguán encendido
como salamanca propiciatoria
Allí se unieron la tierra y el cielo
el fuego y el agua
y ante la ciega nodriza
que el destino desdibujó
se ofrecieron
como adolescentes para la muerte

pues fui fundado
por el deseo
por la violencia del deseo
por la belleza del deseo
y por la plenitud de la muerte

Al fondo del agua
de las nomeolvides
una cabellera esparce
..... un pesado color
..... de sombra
una cabellera que destrenzó el aire
una cabellera más hermosa
.....que un río de lava
una cabellera como labranza estelar
.....donde la muerte permanece
.....y ampara a los amantes inocentes

© Leonardo Martínez

Poema de Sonia Del Papa Ferraro


AL GALOPE LENTO

Sube la marea al galope lento
de los potros celestes de la playa.

Modelo cuerpos
de arena clara.
........Cabalgo lento
........dulces guitarras.

La luna menguante
se deshace blanca en espumas.
Modelo el rostro mientras descansa.
Dibujo sus dedos de cuerdas
y enredo el cincel de mi cintura
en su música dormida.

Modelo cuerpos
de arena clara.
........Cabalgo lento
........dulces guitarras.

Al galope cierto de gitanas palmas,
subo como la marea misma.
........ Soy los celestes potros.
...................... Soy la playa.

© Sonia Del Papa Ferraro

Poema de Leonor Mauvecin



Mi prima tiene guardados
a los abuelos
y a los tíos abuelos
en una caja de madera.

De madera es el árbol
de los antiguos bosques
donde bebían whisky
y comían plom-pudding
y dormían —como ahora—
con sus duendes,
serenos.
Como las serenas hojas
de los altos árboles
seguras del olvido.

Mi prima los embriaga cada noche
con su cuota de whisky y de olvidos.
Deja respetuosa el vaso
sobre la caja de madera.
Cada noche
........... silenciosa.
Teme despertarlos.

© Leonor Mauvecin
Foto: Gustavo Tisocco

Prosa de karina Sacerdote


Fugacidad

El vivir es tan breve que no vale la pena abreviarse los sentidos ni vetarse los gritos y tan breve es vivir que se nos pasan los días olvidándonos de su brevedad y nos quedan en ascuas las palabras que no decimos porque pensamos que mañana o pasado deberán ser dichas y tan breve es el tiempo que la risa se nos queda perdida y más breve es el instante de la sonrisa y la gloria y tan breves son los instantes cuando gozamos y las horas cuando nos aman que algunas veces no recordamos la dicha y se nos escapan los recuerdos como breves películas en blanco y negro y breve es la lágrima también aunque el dolor nos dure y nunca el tiempo que dura la lágrima es equidistante a la pena que sufrimos y los abandonos son instantes de amargura que nos quedan perdidos en los huecos del silencio y hasta los besos que damos se aniquilan en una breve onomatopeya y tan breve es el amor aunque nos dure una vida y las horas se nos esfuman y se nos enfrían los huesos y brevemente sabemos por unos instantes breves que sin darnos cuenta nos vivimos abreviando.
Y tan breve es el morir.

© Karina Sacerdote

Poema de Olga Liliana Reinoso


MAYO

De cristal y jengibre adolescente
De andares nostalgiosos en la boca
De fuego lento al resquebrar el día
De un amargor dulzón en las entrañas
De pieles superpuestas y distancias
Mayos de par en par
Pura hojarasca
Corazón dilatado de besares
Estupor desmembrado por la bruma
Horas leguminosas, subrepticias
Los pasos de la vida se entretejen
Con las hebras de sal de la memoria
Que gotea bostezos saltimbanquis
En la huella profunda de un abrazo.
No hay fórmulas ocultas. Todo es magia.
Todo es azar, todo es mano divina.
Las preguntas inútiles de ayeres
En los que empecinadamente buscábamos
Hoy se deslizan como reptiles de agua
En las manos fortuitas de la espera
Que se volvió esperanza.
Pero igual vigorosa y levantisca.
La escenidad no esparce su secreto
Con celo cancerbero lo resguarda
Y lo luce en la risa, en la mirada
En la palabra que flamea brava.

© Olga Liliana Reinoso

Poema de Luis Benítez



Underground New York

Arriba sopla el cannabis
El viento de la ciudad entre los que hablan solos
Y aquí abajo los trenes brillan y van y vienen
Por el cribado laberinto. La mujer negra borracha sola
A medias incorporada sobre el banco de la estación Lexinton
Le explica interminablemente al prudente policía
-Oigo apenas entre el bosque de sombreros que sonríen
Las blancas manos que aprietan sus carteras
Los impávidos latinos que como yo
Son bárbaros en la farsa de Roma-
Los detalles de una muerte –es su esposo un niño o su trabajo-
Que la llevaron al abandono de la recta vertical de su cuerpo larguísimo
Al charco que bajo el banco de la culpable se derrama. Al abandono.
Entonces la pequeña japonesa
-Dónde dejó la vitrina minúscula de su caja de música
El tu-tu absurdo como la envoltura de un bombón
A mitad de camino entre los agujeros de las medias de baile
Y la cara de la loca-
Hizo un rotundo croisse
Burlando con su pelo amarillo
Las mandíbulas verticales
Clavada en puntas de pie sobre el piso en movimiento
Un lago de los cisnes a toda carrera
Bajo el piso nevado de Manhattan.

Luego el vaso blanco de su delicado y dignísimo gesto
Entre saltos y reverencias y miradas a otra parte
Sin abandonar el otro lado desde donde no nos miraba.
Dónde estaba la pequeña japonesa
En qué salón de luces y de aplausos
Cuando en medio del vagón inclinó el tronco y la cabeza
Y extendió las manos de uñas despintadas
La boca torcida por su risa demente.

En el fondo del vaso sola como su alma la moneda.

© Luis Benítez

Poema de Lidia Cristina Carrizo


Este andar del suelo

Mi sangre me lastima, está dormida en mi
garganta estrecha de soñar en mis arterias.
Como un náufrago que cabalga en mi silencio.
buscando su horizonte, esa brújula extraviada.

Estoy lejos del amor, en la injusticia que pare
en cada instante, que no me deja ver el sol
en mis noches sin estrellas, en conmovidos lloros
que me sepultan más y me pregunto en dónde está
el aire, en este suelo enloquecido aquí en mi pecho
que hiere tanto en el latido abierto a mi conciencia.

Me crezco en esperanzas, me bendigo en cada día
aunque me aten las manos y me hundan en pozos
allí está una luz que me dice, me enseña su mirada,
me tiende los brazos, me muestra su frescura, su amor,
su risa me lleva a conversar con la justicia y
nada muere en el equilibrio del comienzo en cada día
que me hace carne de ilusiones de justicia en el
desenfreno irrespetuoso en este andar del suelo.

Me espera el sol cómplice del amor por la vida.
Me muerden las palabras que afloran y no digo.
Me bendicen voces con aire de ciudad. Me esperan!

© Lidia Cristina Carrizo

Poema de Any Carmona


Tres pecados

Qué dice la vieja ceniza
cuando camina junto al fuego?
Pablo Neruda


Ella es la ceniza
que camina
hacia el patíbulo.
Va confesando
uno a uno
sus pecados.


Vestigios
de leña ardiente
en un tiempo
sin conciencia.
Huellas
de un amoroso pasado.


Ella carga tres culpas
bajo sus pies livianos.
Pasión,
ingenuidad,
entrega.
Son el precio del engaño.


Ella dejó caer brasas
encendidas
desde sus manos.
Formó un camino
fosforescente,
como sendero de llanto.


Es la vieja ceniza,
lo que quedó del fuego,
el resto del amor…
cuyos pecados sensuales
uno a uno
va confesando.


© ANY CARMONA
Imagen enviada por Any Carmona

Poema de Magdalena Guerrero Martínez



Detuve mi mano,
cambié mi gesto y bajé
los ojos porque,
aunque le arrojemos
lo que nace muerto
y muerto pervive,
aunque le clavemos lo que daña,
hiede, molesta y avergüenza,
el bochorno que la agobia,
el enojo con que tiembla,
su llanto a mares,
su trastocado reloj
y el desaliento con que mesa
sus prematuras canas me dejaron saber
que basurero no es.
Es azul desamparo, su tribu es una galaxia,
trae una niña pegada a la cintura
y su belleza sobrecoge …y desgarra.

© Magdalena Guerrero Martínez

Prosa de Liliana Varela


CUERPO Y ALMA

La buscaron día y noche desnudando ríos y violando bosques; levantando cada partícula de suelo con la esperanza de encontrarla.
Finalmente allí estaba: de cara al cielo, inmóvil, nívea.
La lloraron entre oleadas de blasfemias contra el verdugo de aquellos tiernos días; la enterraron blanca de pecados entre huracanes de dolor.

No supieron que no era ella quién dormía en el rocoso manto; habían hallado su cuerpo solamente, pero no su alma.


© Liliana Varela

24.6.11

Poemas de Long-Ohni



Una luna redonda
se refleja en el agua.
Ya no está sola.



Cuatro claveles
han brotado a deshora.
¿Será un milagro?



La flor de loto
amanece tendida
sobre su cuna.


© Long-Ohni

Poema de Juan José Mestre


FETICHE

Nada como tus pies
desnudos. Fetiche
sagrado, nácar
jugueteando entre
mis piernas.

Monte de venus
dibujando ardores
en la mesa tendida.

Todo es juego para
la noche en la ventana.
Se derrama el vino,
corre por vello y tus muslos...

la embriaguez
alcanza el clímax:
la noche se entreteteje
entre tus senos de plata.

© Juan José Mestre

Poema de Elena Cabrejas



LA DIGNIDAD


La dignidad
.. la justicia
.... la pasión
...... la rebeldía intacta
todo grabado en la palma de sus manos
abiertas
.... laceradas
......... en las llagas profundas
donde buscaron furiosamente sus secretos.

© Elena Cabrejas

Poema de Graciela Maturo



Ha cantado otra vez en la catedral de la noche.
Cuando sólo algún pájaro anochecido vela
cuando la luna calla
y el ángel sonríe, ciego.
Pude escuchar su canto rozando las ventanas
y las cañas unidas de nuestra casa.
Su voz acariciaba la cabellera de los álamos
el laurel, las ásperas piedras, el retamo.
Penetraba en las mansas alcobas y besaba
la frente deshabitada del que sueña,
la mesa, los tiernos retratos, las cucharas.

El canto vuela lejos
sobre tumbas desiertas
donde una mano temblorosa ha escrito
un nombre amado.
La voz se confunde ahora con el viento,
ríe en la inmensidad de los espacios
dibuja la arquitectura incomprensible y bella
de una rosa.
Es un viento de esporas y semillas
un canto de otro mundo que me moja la frente
con la palabra viva de la resurrección.

He escuchado la música que baja de los cielos.


© Graciela Maturo

Poema de Leonardo Gastón Herrmann


PALABRA
PENDIENTE

II

Hueco de la carne
un abismado satélite
oculta el ojo.
Lombriz que surge
de los huesos
y del alambre de púas.
Huérfano de las trincheras
entre los riscos del alba.
El niño alimenta dragones.
Un ojo de sangre
un ojo atado a la bandera.

© Leonardo Gastón Herrmann

Poema de Emilce Strucchi


EL

Desde mi fuego te busqué

Llegué a gestarte vida como el dios de la luz
Como dragón apacible
A tus pies adorándote el vientre

Tantos siglos y tantas lunas llenas
Renovando este amor que de cualquier manera no declina
Y ovando en vos la descendencia fértil

¡Nadie se atreva con su resplandor!
Nadie rompa el hechizo
Que toda pasión es sagrada
Y nace y muere cada vez
Así:
Perpetuamente

© Emilce Strucchi

Poema de José Enrique Ramírez Aguilar


Saudade crepuscular

Contemplo en el cielo
una herida errante,
................ una herida nívea
que sangra pájaros
y vientos carbunculares,
que boga tierna y lánguida
entre el silencio arpado
de un poeta melancólico
.................... y la saudade
sobre una almadía
de melopeas prístinas
................. y crepusculares
hacia a la honda paz
..................... del lubricán.


© José Enrique Ramírez Aguilar

Poema de Elvira Alejandra Quintero


El tiempo, el río

I

ES LA guerra.

La niebla y la oscuridad descienden como dulces sobre la piel.
Con ramos de locura nos abrazamos al suelo
Y hablamos en vano del murmullo del tiempo.

-Sabemos que somos guerra-.

Bajo infinitos círculos concéntricos veo nacer la noche y morir el día
Y al mismo reloj pregunto el futuro.

En el cielo cuerpos negros extienden una leyenda.
Informes velos grises repiten nuestros rostros mientras blancas ancianas confiesan que preguntabas por mí.

-Es la guerra. La niebla y la oscuridad descienden como dulces sobre la piel.

© Elvira Alejandra Quintero

22.6.11

Poema de Jorge Ariel Madrazo



GARDEL era, me decís, un cantar
un verdor despojado
de inútiles ornatos:
París, la viril
apostura su sonrisa aquella
galas de revancha
calcinando el Abasto intransferibles
letras erres donde arrastrara dejos,
impostaciones que al jilguear
soñaban
estrella
luz
océano.

Fue, me decís, un nítido cantar
sin ostentosos atributos sólo
la voz danzante entre los astros. Sólo
aquel vagido, ronco
balbuceo
de niño al borde de morir.
Sólo esa voz con pujos de
silencio

sólo su lloro
en mito transmutado.

© Jorge Ariel Madrazo

Poema de Diana Poblet


Intemperancia

Asolado el recuerdo
devastará sin nombre
este tsunami de ausencia.

© Diana Poblet

Poema de Graciela Licciardi


Y cuando llegue el momento

El dejarse estar del otro lado
Un poco de insurrección
Se trepará a la boca
Bajará lentamente
En otra dirección
Y en la foto
Los abuelos muertos de la infancia
Seremos
Algunos de nosotros

© Graciela Licciardi

Poema de David Rosales


DISTANCIA

No hay distancia
que medie
entre dos cuerpos;
no hay distancia
que imponga silencios;
no hay distancia
cuando tu mirada
viste los días.

No la hay.

© David Rosales

21.6.11

Aforismos de Alejandro Lanús


Umbrales


El no hacer,
que es mi hacer,
hace todo.

*

Tengo tantos sueños como miedos.
Y para realizar mis sueños,
no debo tener miedos.

© Alejandro Lanús

Poema de María Luisa Márquez


LIMITE

Le signaron océanos a la tierra.
Cumbres níveas, trazando países.
Hombres mezclados en razas
Con ojos furtivos al horizonte
parpadeamos los siglos, su Epopeya.
Somos epígono?
Ante el fragor huimos,
pero ante la mirada de un niño con hambre
retrocede toda asignatura dada.
Reportamos albergue a esa piel menguada
con pudor de ser adultos.
En nosotros está
que no entorpezcan la materia.

© María Luisa Márquez

Poema de Juany Rojas


CASAS OBRERAS

De cáscaras iguales
amarilleando en la juntura fraterna
tan ordenadas
de a diez

Yo sé que tenían pechos
que sin tregua amamantaron
la tierra seca en brazos del tornado
el firme tejido que unió a la familia
la sábana de niebla que entumeció los sueños

De los alambres en los patios
blanca y tibia leche
colgando
escurriendo
silenciosa
hasta mi boca niña

Casi sin estatura
apenas con dos habitaciones
algunas con tres
Enrejados los ojos
enrejados para guardar
las estampas de los santos
el olor de los domingos

Y ahora solas
en chales de cal arrebozadas
sus corazones cargan un llanto
un llanto de calaminas en mi pecho

© Juany Rojas

Poema de Miguel Oyarzábal


SANGRE DE PALABRAS

No sé qué hacer con lo que escribo;
parece una galera en desorden,
o una aparición incontenible
que termina por exceder a mis ojos.
Podría olvidar,
destruir,
arrancarme las lapiceras de las manos,
pero volverían a aparecer
como los conejitos de Cortázar.
La única salida;
aferrarme a los renglones
y respirar a todo lo ancho de mí,
para meterle palabras a mi sangre.

© Miguel Oyarzábal